Confesión: Creo que aprender a escribir bien ayuda a mejorar la forma en que pensamos. Nos ayuda a poner en orden nuestras ideas, nos echa una mano a la hora de discernir lo importante de lo que no lo es, nos facilita la tarea de expresarnos y otras tantas cosas más. Bueno, a mí, particularmente, me ha servido para todo esto.
Este trimestre ando empeñada en que una alumna se fije más que en el producto escrito -es lo que hace ahora- en el proceso que le lleva a obtenerlo. ¿Por qué? Porque me he dado cuenta de que cuando le dicen: «tienes que hacer una redacción», no hace un trabajo previo para poner en orden ideas, ampliarlas, etc. Por tanto, no hay guión, no hay borrador, no hay revisión; pero sí hay un gran miedo al cómo empezar y a fijarse en la forma antes de haber puesto la atención en el contenido. Esto es normal teniendo en cuenta que no has pensado qué vas a contar, cómo lo vas a hacer, quién lo va a leer (aunque aquí está claro: la profesora), etc. Sin todos estos pasos previos la tarea de escribir, no sólo es aburrida, si no que se convierte en algo imposible.
Así las cosas, teniendo en cuenta que no siempre voy a contar con tiempo suficiente para trabajar el proceso de escritura en clase porque, probablemente, haya que dedicarlo a hacer deberes, me propongo lo siguiente:
- Quiero que se de cuenta de que escribir es un proceso. Un trabajo que necesita dar una serie de pasos previos antes de obtener el texto definitivo. Es decir, uno no se sienta en la silla frente al ordenador o el papel y se pone a escribir obteniendo como resultado un escrito maravillos sin haberlo trabajado antes. La idea es que tome conciencia de que escribir implica tener en cuenta las ideas previas sobre el tema que te han propuesto, lo que quieres contar sobre esa cuestión, buscar información para ampliar si es necesario, ordenar las ideas, desechar las que no te sirvan o no sean relevantes, corregir las faltas, fijarse en el vocabulario, etc. Por esto, quizá, sea mejor empezar por pequeños ejercicios como paso previo:
- El primero consejo que le he dado es que apunte en un papel todo lo que le venga a la cabeza. Es decir, lo que se conoce como lluvia de ideas.
- Inspirada por el consejo de Claudia, le pondré como ejercicio que vaya ampliando ideas. He observado que muchas veces se escriben ideas en las diferentes partes de la redacción pero no se desarrollan suficientemente.
- Necesito encontrar una buena razón para que escriba, aunque más bien debería ser ella la que diera con ella. (Tarea difícil esta, ¿verdad?).
- Otra cuestión que me ha planteado es sobre qué temas trabajar, pero al final he recordado que tengo por casa el diario para el aprendiz de escritor de Susie Morgenstein y lo voy a utilizar. Por otro lado, también pueden ser de gran utilidad los ejersuicios de Difícil de Juglar porque son muy divertidos.
- Quizá me resulte útil trabajar con definiciones, ya que pueden ayudar a mejorar la expresión. Por cierto, a veces en clase surgen ejercicios de la forma más espontánea y simple que se pueda una imaginar. Ya que estoy os lo cuento: Un alumno de L2 tenía que hacer un ejercicio del libro de texto en el que no comprendía todas las palabras. Para que no me utilizase de diccionario y aprendiese le dije que sacara el suyo y buscase el significado. Lo que ocurrió es que, como eran palabras que pertenecían a la familia de algunas que ya conocía, le propose que intentara darme una definición para luego comprobar qué grado de acierto había tenido. El resultado fue muy bueno, además de entrentenido.
PD: Aquí os dejo la propuesta de Héctor Ríos para trabajar en clase con definiciones: El juego del diccionario. (Me la ha dejado en los comentarios y me ha parecido tan estupenda que tenía que añadirla al post para que sea más visible).