¿Por qué le dedico un post a este tema? Porque en ocasiones he visto como después de darle al botón de enviar se me ha escapado una falta de ortografía, por ejemplo. Y, la verdad, es algo que me hace sentirme un poco mal y siento ganas de que trague la tierra a causa del error cometido. (Puede que sea una confesión con cierto tinte dramático pero es así). ¿Cómo a una persona que trabaja con lenguas y que imparte clases le puede pasar esto? Porque te dejas llevar por la inmediatiez y no te paras a pensar, creo yo.
La cuestión es que todo esto me ha hecho pensar cómo las nuevas formas de comunicación están cambiando nuestros hábitos de escritura y nuestras reacciones ante la misma (o al menos, las mías). Cuando construimos un texto de una extensión más o menos larga estamos acostumbrados a revisarlo, a fijarnos en las faltas de ortografía cometidas (ahora el ordenador te las señala amablemente con un subrayado rojo), a corregir errores gramaticales y/o a eliminar ideas repetidas, etc. Sin embargo, esto no ocurre del igual modo cuando utilizamos twitter o un servicio de mensajería instantánea, por ejemplo.
En twitter o en servicios de mensajería instantánea solemos tener tendencia a escribir pensamientos o respuestas a nuestros interlocutores que aún siendo escritas no pasan por el filtro de la revisión ortográfica, reflexión,… En este sentido, es una forma de comunicarse bastante cercana a la oralidad pero a través de la escritura. De ahí que, en mi opinión, la escritura esté perdiendo ese registro solemne y serio que tenía para hacerse, por así decirlo, más coloquial. La escritura se relaja, se convierte en algo más cotidiano que antes, se transforma con el uso de abreviaturas y símbolos, por lo que cambia un poco el sentido y el uso de la misma. Ahora más que nunca, la escritura es necesaria para desenvolvernos en nuestra vida diaria: escribimos correos electrónicos, mensajes de texto en el móvil, pensamientos en twitter o en facebook,… La clave está, como siempre, en que seamos conscientes en cada momento de qué registro utilizamos, ¿verdad?
Un post cuya lectura me ha hecho pensar por el punto de vista que aplica y las descripciones de las implicaciones que tiene el uso de estos servicios para comunicarnos es A contracorriente (I) Prefiero las cartas a los telegramas: No me gusta ni facebook ni twitter de Manuel Area en ordenadores en el aula. En él se argumentan las razones por las que el uso de las redes sociales no son útiles, según el autor, para el aprendizaje formal; aunque no es exactamente el tema de este post, lo adjunto porque creo que aporta una visión diferente a las opiniones que suelo leer y considero importante tener otros puntos de vista.
PD: Sin duda, yo escribo muchísimo más ahora que en mi época de estudiante en la que me limitaba a ir a clase y transcribir los apuntes que el/la docente dictaban o a escribir los trabajos que me mandaban, que por lo general terminaban siendo del tipo «corta-pega». Por supuesto, no puedo olvidarme del ejercicio de la escritura en exámenes con aquellas típicas preguntas para desarrollar que duraban dos horas y donde volcaba todos los conocimientos que había conseguido retener/memorizar a través de resúmenes, esquemas, etc. También recuerdo que por aquel entonces la lectura siempre fue más importante que la escritura, la segunda siempre había vivido en un segundo plano.
Sin embargo, en estos momentos, gracias a blogs, twitter, correos electrónicos, etc., escribo por una motivación intrínseca derivada del deseo de comunicar y compartir inquietudes, errores, incertidumbres, etc., con otras gentes que no pertenecen a mi círculo más cercano e inmediato. En este sentido siempre me alegraré de haber comenzado a escribir un blog y de hacer uso de herramientas de comunicación como twitter. De este modo, para mí la escritura dejó de ser algo secundario para convertirse en una actividad para mejorar mi aprendizaje tan necesaria como la lectura.
Para terminar, vía @brinquen he tenido la oportunidad de leer este interesante artículo sobre cómo las tecnologías pueden llegar a cambiar nuestros hábitos y que tiene cierta relación con lo que también venía contando en este post: ¿Puedes dejar el iPhone quieto mientras hablo contigo, por favor? Blogoff.