Archive for septiembre, 2007

09/26/2007

¿Hay cura para el mal filológico?

por Maribel González Martínez

Este es un mal que tenemos tendencia a sufrir los licenciados en filología. Nos pasamos tanto tiempo tratando la lengua como objeto de estudio y disección que la mayoría de las veces se nos olvida que es mucho más que un montón de reglas gramaticales, categorías morfológicas o análisis sintácticos. Se nos olvida que la lengua es un instrumento de comunicación y que como tal hemos de tratarlo. Se nos olvida que utilizamos la lengua, los gestos y un millón más de mecanismos para comunicarnos, que la comunicación está en un millón de sitios y que existen múltiples formas de realizarla. Estamos tan aquejados por el mal filológico y la visión académica que cuando nos sacan de ese mundo y nos meten en una clase de LE o L2 para impartirla no sabemos manejarnos, o tenemos muchas dificultades para llegar al alumno que no pertenece a este ámbito.

Con toda esta introducción sólo quiero explicar que me he dado cuenta de que mis carencias formativas no lo son a nivel científico-técnico, tal y como creí en un principio -como buena filóloga me he pasado años entre análisis sintácticos, categorías morfológicas, historia de la lengua y otras tantas cosas de este tipo-; sino que tienen mucha más relación con el desarrollo de habilidades docentes y las cuestiones pedagógicas. (Atención, que no estoy diciendo que estos conocimientos científico-técnicos no sean necesarios para desempeñar nuestro trabajo, eh?! Que nadie se me precipite. Son una parte más de los conocimientos o habilidades que necesitamos para desarrollar nuestro trabajo). Si bien, creo que los problemas que me puedan surgir a nivel científico-técnico seré capaz de resolverlos porque durante los años de facultad me enseñaron como hacerlo. Sin embargo, la mayor parte de mis dudas siempre han tenido relación con la pregunta: ¿Cómo enseñar esto o aquello? ¿Cómo mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje? ¿Cómo se sienten los alumnos? ¿Cómo es este ejercicio? ¿Cómo he actuado en clase?¿Cómo ha ido la clase? ¿Cómo podría enfocar este problema? y así un largo etcétera. De ahí que quiera formarme desde el punto de vista didáctico y pedagógico porque es la parte de mi desarrollo profesional que creo peor desarrollada; de ahí que haya emprendido las lecturas que he acometido y sobre las que vuelvo una y otra vez, así como las cosas sobre las que voy escribiendo. (Aún trato de averiguar qué es un portafolio, qué es un profesional reflexivo, cómo actúa y todas aquellas cosas relacionadas con él, pero sé que es la vía adecuada para mí). Quiero curarme del mal filológico y tomarme el bálsamo medicinal de la pedagogía y la didáctica a través de la reflexión. De hecho, ya he asumido que este proceso reflexivo que he comenzado continuará a lo largo de mi vida docente, la cual espero que sea larga.

Toda esta reflexión me ha surgido a raíz de conversaciones con otros profesores de español y de un artículo sobre educación que leí anoche en una revista no especializada. Era un artículo muy interesante -al menos yo le encontré una interpretación en el marco de mis intereses- que hablaba sobre el papel del profesor en la actualidad. Todos hablamos de que el modelo de profesor ha cambiado, que la forma de educar ha cambiado, de que los alumnos han cambiado; predicamos determinadas maneras de hacer las cosas pero en algunas ocasiones no nos paramos a observar si nosotros hemos cambiado. ¿Realmente nos entretenemos en averiguar si esto es así o no? Yo, particularmente, no creo que mi labor sea verter un montón de conocimientos y marcharme; intento preocuparme por mis alumnos -también, por mí- y todo lo que está relacionado con ellos -su tiempo libre, sus preocupaciones, sus estados de ánimo…-. En definitiva, me preocupo de sus cosas; eso sí, sin entrometerme porque tampoco es cuestión de intimidar a nadie.

PD: Hoy (11.10.07) he escuchado el podcast nº7 LdeLengua que publica Francisco Herrera y creo que viene muy a cuento de lo que aquí comentaba.

09/17/2007

Más bibliografía y fuentes de consulta.

por Maribel González Martínez

INFED ¿Qué es? Una página web creada por una serie de profesores sobre asuntos relacionados con la teoría y práctica de la educación. Yo he llegado esta mañana hasta ella buscando información sobre Donald Schön y me ha parecido muy interesante. Así que, a ver si saco algo de tiempo para echarle un vistacillo más a fondo.

Otras cosas que he encontrado: Reflective Practice. Esta es una página con una recopilación de artículos relacionados con la práctica reflexiva en la enseñanza. Todos los artículos han sido recopilados por Tom Russell (1999) profesor en la Facultad de Educación de la Queen´s University en Kingston, Ontario, Canadá.

09/14/2007

Escritura automática para el diario…

por Maribel González Martínez

Escritura automática, sí. Me pongo a escribir y dejo que fluyan los pensamientos del día. A veces me gustaría llevar una libreta donde ir apuntándolo todo… Sigo reflexionando desde el caos porque son múltiples cosas las que me interesan y voy de una a otra sin poder evitarlo. Supongo que dependiendo del problema que haya detectado en clase ese día me da por centrarme en una cosa u otra. De cualquier modo, en un intento por resumir los intereses que he tenido estos meses podríamos decir que me he centrado en el proceso de enseñanza-aprendizaje y su dimensión afectiva. Por un lado intento comprender cómo es el proceso adentrándome en la teoría y buscando la comprobación en las cosas que pasan en clase y, por otro lado, he descubierto su dimensión afectiva. Siempre que termino una clase tengo tendencia a fijarme en éste o aquél comentario y rápidamente mi cerebro va buscando explicaciones para esto y para lo otro. La cuestión es que estos días estoy tomando conciencia de que puedo comprender algo mejor los problemas de mis alumnos, puedo ver con algo más de claridad qué les pasa; así como vislumbrar cuál puede ser la solución. El hecho de descubrir que el aprendizaje tiene una dimensión afectiva ayuda a comprender muchas reaccciones, comportamientos, situaciones, comentarios, actitudes, etc., tanto suyas como mías. Además, en una de mis relecturas he podido ver más claramente -o al menos ahora lo interpreto así- que cuando empecé a escribir el diario de clase no sólo estaba buscando ayuda en el exterior, no sólo quería poner mis ideas en orden; sino que, además, necesitaba analizar las cosas para verlas con algo de lejanía o bajo otra perspectiva. Me he dado cuenta de que cuando escribo en este soporte tengo la posibilidad de recuperarlo, de algún modo me obligo a ello. La mayoría de las veces lo que te ha parecido un gran desastre en un momento determinado puede serlo menos con el paso del tiempo. La escritura de este diario de clase me ha ayuda también a adquirir confianza en mí misma. A medida que pasa el tiempo siento que tengo la necesidad de ganar en objetividad; de ahí que piense recurrir a la grabación. Antes no entendía muy bien para qué grabar una clase pero me voy dando cuenta de que es un modo excelente de tener un registro real de lo que ha pasado.

Volviendo de los cerros de Úbeda, una de las cosas en las que pienso centrarme próximamente es en las habilidades sociales y personales que tengo porque, al fin y al cabo, trabajamos con personas y el clima de la clase es bastante importante. El objetivo de esto como siempre es saber dónde estoy, qué tengo y qué puedo hacer con ello.

09/12/2007

Ordenando, reordenando y otras cosas…

por Maribel González Martínez

Apuntes

Aquí una muestra de las secuenciaciones de las clases que hago. Ayer mientras las escribía andaba yo pensando que debo ordenarlas por grupos para ver qué hago con cada uno de ellos. Si hay diferencias, qué diferencias hay, qué semejanzas, qué cosas me han ido preocupando. Hasta el momento, aunque tengo una idea de lo que pasa con cada grupo, no me he parado a examinar las programaciones específicas para cada uno de ellos. Es cierto que me he centrado en investigar la forma que tengo de programar en general para todos los grupos pero no he propuesto investigarlo en un grupo concreto. Otra cosa que ronda la cabeza y que me he propuesto llevar de una vez por todas a la práctica es la de grabar las clases. Eso sí, dado que no estoy familiarizada con mi voz grabada y teniendo en cuenta que puede ser un poco impactante para mí escucharme, he decido que lo mejor es ir haciendo pruebas conmigo hasta que me encuentre cómoda. De este modo, será más fácil introducir la grabación como algo natural en la clase porque me temo que si lo hago de buenas a primeras mis alumnos van a notar mi incomodidad y se la voy a contagiar.

09/06/2007

Una actividad que funiona bien.

por Maribel González Martínez

Estaba yo releyendo, ya se sabe que cada vez que uno lee una misma cosa puede sacarle una información diferente, el primer capítulo del libro de J. Arnold donde comentaban la revolución que supone incorporar a las clases de idiomas el desarrollo personal y me acordé de una actividad que me ha funcionado bastante bien. Se trata de un test de estos que aparecen en algunas revistas para mujeres y que están destinados a saber cuestiones relacionadas con las relaciones personales, características de la personalidad, etc. En este caso concreto, se trata de un test para averiguar cómo está nuestra memoria.

Es un test muy cortito que tiene unas seis preguntas y es muy fácil de comprender – los grupos donde lo hemos hecho tienen un nivel A1/A2-. Busqué un test corto porque así no tenía que andar quitando respuestas y, por tanto, el test no quedaba desvirtuado. Por otro lado, otro punto a su favor es que es un material totalmente real otra cosa que para los alumnos fue muy motivador.

Por otro parte, elegí este test por motivaciones lingüísticas -ahora empiezo a cuestionarme si debería dejar de plantearme siempre las cuestiones desde este punto de vista y aplicarle una nueva visión- ya que el test está escrito en pretérito perfecto y presente. Me dije: mira qué bien. Así podemos hacer comprensión lectora y comprender un poco mejor cuándo utilizamos le pretérito perfecto en España; además de repasar los números, las fechas y otras cosas. Mi sorpresa es que este test ha sido de lo más motivador para mis alumnos en todos los sentidos, sobre todo porque el objetivo era averiguar cómo era su memoria. Se les veía completamente metidos en faena para realizar el test y medirse con sus compañeros.

Al finalizar la actividad algunos me comentaron que había sido muy interesante para ellos porque les gusta conocerse a sí mismos; les gusta saber qué capacidades tienen.