Sí, probablemente sea la pregunta de millón de euros 😉 , así mismo habrá tantas respuestas para esta pregunta como profesores hay en el mundo. Cada uno aportará su visión de la cuestión y lo más probable es que todos tengamos razón. Ya veis que ni siquiera me pregunto qué es ser un buen profesor. Eso me lo he preguntado en alguna ocasión e he intetado dar respuesta… Ahora rebajo el listón y tan sólo me pregunto qué es ser profesor/a. Nuestro trabajo es interesante, nos ofrece muchas oportunidades de aprendizaje y de interacción con los alumnos. Estamos en movimiento permanente, siempre buscando la mejor manera de llegar al alumno. Además, es una tarea exigente y siempre hay que estar atento/a a muchas cuestiones: lingüísticas y extralingüísticas. En las clases nos encontramos pequeños ecosistemas que variarán mucho en función del día, la hora, los alumnos, nuestro estado vital, la dificultad de la tarea, etc. Es fascinante que, por más que te lo propongas, nunca salgan dos clases iguales. En fin, estoy leyendo mucho sobre cuál es nuestra misión en el aula y me doy cuenta de cómo han cambiado las cosas con respecto a los referentes que yo tenía. Ya no somos transmisores de conocimiento, ahora somos facilitadores; además, tenemos un papel social y afectivo. Pero, no sólo ha cambiado el panorama en lo tocante a la figura del profesor, también lo ha hecho el papel del alumno, la configuaración de la clase, la dinámica de la misma, los criterios de selección de ejercicios, etc. Te das cuenta de cómo todo va conformando toda una visión de lo que significa estar en clase. Por eso me han gustado mucho las siguientes ideas de Williams y Burden:
- «El/la profesor/a a través de su forma de enseñar refleja la idea que tiene de sí mismo, y su comportamiento como profesor/a muestra su esencia como persona».
- «A través de la enseñanza transmitimos valores y actitudes.»
Sigo aumentando y mirando esta profesión desde muchos puntos de vista. Me estoy dando cuenta de la encerrada que estaba, de las miras tan restringidas que tenía. Me centraba sólo en las cuestiones lingüísticas y; aunque vislumbraba que mi trabajo no se limitaba a explicar más o menos correctamente esto o aquello, o ofrecer una cantidad de práctica determinada, no sabía definir y dar forma a esa idea. Ahora, con todas las lecturas que estoy realizando, la idea de lo que implica el trabajo docente es mucho más amplia y cada vez se ensancha más mi horizonte.